miércoles, 27 de diciembre de 2017

EN EL CUMPLEAÑOS 74 DEL POETA Y CANTOR

"JOAN MANUEL SERRAT: SIN UTOPÍA LA VIDA SERÍA UN ENSAYO PARA LA MUERTE"

Víctor Rey

"Quieren ponerle cadenas
pero,¿quién es quién le pone puertas al monte?
No pases pena,
que antes que lleguen los perros, será un buen hombre
el que la encuentre
y la cuide hasta que lleguen mejores días.
Sin utopía
la vida sería un ensayo para la muerte".
(J.M. Serrat)


Es un referente obligado en la canción de autor.  A su historia ha entregado aportes fundamentales, como su obra sobre la poesía de Miguel Hernández, Rafael Alberti, Antonio Machado y Mario Benedetti.  Y títulos perfectos desde “Mediterráneo”, hasta “Utopía”, pasando por “Penélope”, “Lucía”, “Benito”, “Manuel”, entre otros. 

Joan Manuel Serrat nace el 27 de diciembre de 1943 en Barcelona, España,  en el barrio obrero de Poble Sec (Pueblo Seco) en la calle Poeta Calanyes.  Es el menor de dos hermanos.  Su padre Josep, es un catalán que se desempeñaba como chofer de taxi, mientras la madre, Angeles, oriunda  de Orgón, realizaba costuras para ayudar al presupuesto familiar.

El pequeño Joan Manuel estudia desde los tres hasta los diez años en las escuelas Pías de San Antonio, de los Padres Escolapios.  “El colegio me disgustó.  Creo que allí empezó a forjarse el “rebelde que llevo dentro” diría en cierta oportunidad.  Posteriormente continuó sus estudios en el Instituto Milá y Fontanela de Barcelona, en donde permanece hasta los trece años, edad en que se traslada como alumno interno a la Universidad Laboral de Terragona, lugar donde aprende el oficio de mecánico tornero y fresador.  Al terminar la instrucción, decide continuar sus estudios, eligiendo la profesión de Perito Agrícola.

Ya en aquel entonces le acompañaba una guitarra, de la cual comienzan a nacer sus primeras creaciones.  En 1961, junto a otros tres compañeros de estudio, forman un cuarteto, lo que fortalece la vena musical de Joan Manuel Serrat.

Quizá fue ahí cuando nació para muchos ese primer amor por su música y la poesía, por aquella magia que encerraba “Penélope”,  “Lucía” - la más bella historia de amor que tuve y que tendré- y cantar con todas las fuerzas “Mediterráneo” y “Caminante no hay camino, se hace camino al andar”.  Con “Tu nombre me sabe a yerba” y "La mujer que yo quiero" aparecerían los primeros amores, y con "Fiesta" y “Para la libertad”, las primeras luchas sociales.

A esa altura el cantante catalán se había convertido no solo en fuente inspiradora o en acompañante de amores, luchas y lecturas, sino también en un personaje que bien valía la pena descubrir.  Había que imaginarlo, cuando se negó a cantar en el festival de Eurovisión por el hecho de no aceptar que cantara en catalán, o cuando no soportó la presión que ejercía el general Franco y su régimen y decidió su autoexilio en México, y más tarde cuando decidió hacer canciones de los poemas de Miguel Hernández y Antonio Machado.

Alguna vez Joan Manuel Serrat se definió a sí mismo como “un latinoamericano nacido en Barcelona”.  Creo que no hay mejor definición y síntesis  de sus dos entornos más queridos.  Serrat es un tipo ampliamente informado sobre la vida política, deportiva, artística y cultural de cada país latinoamericano.  Ha atesorado la virtud de ser hombre de muchas patrias, sin renunciar a su condición de catalán.  Le ha sobrado inteligencia y generosidad para saber que encerrarse limita.

La historia de amores entre Serrat y América Latina se acerca ya a los 40 años.  En 1969 realizó la primera gira, que no sólo le permitió ganar el Festival de la Canción en Rio de Janeiro con la inolvidable “Penélope”, sino también hacer cantar a todo el público del  Festival de la Canción de Viña del Mar su celebre “Mediterráneo”, así  conquistó para siempre a argentinos y chilenos.  Serrat ha roto las fronteras en Latinoamérica es toda una institución, pero una institución no tradicional, algo que se identifica con lo que aflora de nuestros sentimientos.  El amor, los padres, los hijos, las novias, las personas simples y su medio ambiente, el terruño, el humor crítico a lo establecido y aparentemente inmutable, tantas cosas que no son fáciles de comprender, las cuales las hemos llorado o reído, son “Aquellas pequeñas cosas”, que forman parte de la vida.

En diciembre de 1986 el periodista Andrés Braithwaite de la revista ANALISIS le preguntó: ¿Cuándo vuelves a Chile?  La última vez se quedó mucha gente esperándote.  Joan Manuel Serrat respondió: “Hombre, agradezco mucho que se acuerden de mí, pero yo considero que el hecho de que los militares no me dejen entrar no es más una consecuencia mínima de un régimen despreciable y despreciado.  ¿Qué cuándo voy a volver?  Pues esperemos.  Con la democracia volverá mucha gente.  Entre ella, yo, a no ser que el general le dé por dejarme pasar antes.  Y, bueno, en ese caso, yo feliz de volver antes.  De cualquier forma, eso sí, prefería que mi debut coincidiera con su despedida”.

Después el cantautor catalán se iba a convertir en un símbolo de la libertad durante los regímenes militares que asolaron el Cono Sur.  En 1988, al saber que la dictadura del general Pinochet había prohibido su entrada a Chile, se introdujo en un avión y voló a Santiago, dispuesto a apoyar a los que iban a votar y apoyar la “Campaña por el NO” para el plebiscito de aquel año.  Los militares no lo dejaron entrar, ni bajarse del avión, pero Serrat logró introducir un mensaje que una emisora radial echó al viento: “Tengo que regresar a mi país.  Si hubiera podido entrar, les diría que vengo para contarles que la gente de España, como pocas veces, está sensibilizada por la lucha de su país por la recuperación de la libertad.  En las calles de España, en las casas, en el trabajo, en el bar, se siente a Chile y se identifican con Chile, porque el pueblo de España conoce su propia experiencia reciente.  Aunque solo hubiera sido por esto, ya habría valido la pena haber estado con ustedes esta mañana.  Además creo que la presencia de todos ustedes, los hombres y las mujeres que de diversos lugares del mundo se han acercado aquí para compartir sueños y luchas, pueden ayudar a esa alegría que todos esperamos y que ya viene.  Yo quiero que sepan que los estoy viendo, los escucho, que los siento y que quiero que ustedes también me vean y me sientan como uno más entre ustedes, con la seguridad de que muy pronto vamos a estar juntos, cuando Chile sea lo que siempre fue:  un país ejemplo de libertad, ejemplo de respeto mutuo y paz.  Compañeros, compañeras.  Amigos y amigas: La alegría ya viene”.

Su ilusión, que era la mayoritaria, acabó por cumplirse.  En abril de 1990, en la recién inaugurada democracia, ante un Estadio Nacional repleto y luego de 17 años de extrañamiento, Joan Manuel Serrat volvió a caminar por las “grandes alamedas, donde transita el hombre libre”, como dijera el presidente Salvador Allende, en su proclama de despedida.  Lo primero que hizo Serrat fue tomar una  guitarra prestada, visitar la cárcel de Santiago y cantar “Aquellas pequeñas cosas” y “Para la libertad” a un grupo de presos políticos, que lo escucharon en un silencio religioso.

En los últimos años Serrat ha visitado en varias oportunidades Chile.  En cada una de ellas, la comunicación con el público ha sido admirable.  Serrat es parte de la historia de Chile y de América Latina, sus canciones son parte de nosotros, de los que fuimos y somos “soñadores de pelo largo”, como el protagonista de la canción “Señora”.

sábado, 16 de diciembre de 2017

Por una Navidad con sentido 


Por Víctor Rey, Chile y Ecuador
Imagen: Pixabay -  CC0 Public Domain

Hoy la Navidad sufre una gran distorsión en su real sentido. Cuando pensamos en la Navidad inmediatamente vienen a nuestra mente Santa Claus o el Viejito Pascuero, los regalos y toda la fiebre consumista que se forma en torno a esta festividad. Urge hoy encontrar el verdadero sentido y compartirlos entre los cristianos y cristianas y vivirlo con los más empobrecidos, los más vulnerables y los que se encuentran sin esperanza.

Estamos viviendo el tercer milenio, las expectativas y la realidad de nuestro pueblo, siguen estando marcadas por los signos de la anti- vida y por ende de los anti- valores del anti-reino. Las profundas desigualdades sociales, las contradicciones socio económicas y la desesperanza de los más necesitados están marcando el paso de los inicios de este tercer milenio en latinoamericano.

La experiencia de los pastores en la fría noche de navidad vuelve a convertirse en una realidad para nosotros y nosotras hoy. Nuestro mensaje y acción pastoral debe estar cargada de mucha esperanza. El pueblo latinoamericano desea escuchar buenas noticias, noticias que construyan, estimulen e impulsen la vida plena. Hoy queremos escuchar las buenas noticias que sean de gozo para todo el pueblo. Pero esa noticia ya se ha echado a rodar por nuestra América que proclama “hacer nuevas todas las cosas”. Así avanzando contra las tinieblas, la luz verdadera sigue su curso fulgurante que nada ni nadie puede detener. De esta manera conciben los autores bíblicos el anuncio del Evangelio de Jesucristo por los caminos del Mundo. Pablo habla de la dinamita de Dios de la cual él no se avergüenza. Juan habla de la “luz que brilla... y la oscuridad no ha podido apagarla”. Lucas narra la épica de un avance incontenible contra viento y marea, en el mundo greco-romano del siglo.


Esta buena noticia no es sólo un sistema de ideas que se contrapone a los sistemas de ideas de hoy vigentes en el mundo. No es una ideología más en el supermercado intelectual del momento. Es un poder, es una forma de vivir y plantarse frente al mundo, es una comunidad que trasciende barreras. Para recuperar el sentido vigoroso de un estilo de vida evangélico hay que sacar el Evangelio de manos de los vendedores profesionales que lo han vuelto un inocuo producto comercial que se ofrece al mejor postor. Dondequiera un ser humano que invoca el nombre de Cristo se atreve a vivir por él; se esfuerza por practicar sus demandas de amor, justicia, servicio y arrepentimiento; alza sus ojos con esperanza y vence el temor, allí es donde está avanzando el Evangelio.

A partir del siglo I, siglo tras siglo, vivir el evangelio ha sido una aventura que ha probado las promesas del Dios de Abraham, Isaac, Jacob, Jesucristo y Pablo. Hoy sigue siendo así. La atmósfera de nuestro tiempo es otra. La oposición de afuera y traiciones de adentro han cambiado de rostro. Jesucristo es el mismo, hoy, ayer y siempre y por ello hay que entender cómo vivir el Evangelio eterno en nuestro tiempo.

La Navidad nos recuerda y nos hace reflexionar sobre la vida de Jesucristo y el estilo de vida que vino a inaugurar. Este hecho nos pone en guardia contra los apetitos económicos erigidos en deidad. Con él aprendemos a sospechar también: “Dónde ustedes tengan sus riquezas, allí también estará su corazón”, “No se puede servir a Dios y al dinero”. Vivir el Evangelio y el espíritu de la Navidad es primero vivir la libertad de la idolatría materialista de los apetitos económicos. Es hacer de Jesucristo el Señor y entrar a un género de vida que ve lo económico como un campo en el cual se pone en práctica la obediencia a Dios, el dador de todo lo que el humano posee. Cuando nos damos cuenta que nuestros propios apetitos invaden nuestros pensamientos y palabras, relativizando lo justo y auténtico de nuestros proyectos más amados, descubrimos también que Cristo puede renovar nuestra vidas y purificarlas para que den fruto. El hombre nuevo con su hambre de sed y justicia ya empieza a manifestarse en la disposición a cambiar nosotros mismos para que el mundo cambie.

Rescatar el verdadero sentido de la navidad , es vivir el Evangelio hoy, no cayendo en la trampa del mercado. El problema con la ideología del libre mercado es que nos hace aceptar su utopía como un axioma que no necesita demostración. Es decir como el único camino que es aceptable hoy es el de la Economía de Libre Mercado. Nuestra vida y nuestra acción no sirven para nada a menos que estén al servicio de esa ideología. Con ese mismo criterio se juzga la historia de la Iglesia, la historia del mundo y aun Jesucristo mismo. No caer en esa trampa, no aceptar esa utopía, esa idolatría del mercado, como un axioma ni tampoco aceptar como “científico” un análisis, que por un lado se alimenta de la opresión de los más pobres y por otro reduce al hombre y la mujer a seres que solo sirven para consumir. Por lo tanto debemos proclamar en primer lugar que la norma que juzga la vida y la acción de los hombres y las mujeres no es el éxito, ni la cantidad de cosas que se posean, sino el designio de Dios revelado en Jesucristo. Descubrimos también que para tener valor y eficacia las acciones humanas no necesitan ser exitosas. La vida es mucho más que la economía . La fidelidad a Dios se da dentro de una variedad inmensa de marcos de servicio.

Una buena noticia para el mundo de hoy que trae la presencia de Jesús en esta navidad, es que se acaba el temor. Hoy vivimos bajo el sigo del miedo y esta parece ser la característica más notoria de esta época. La mentalidad de los hombres y mujeres del siglo I estaba plagada de temores: a las potencias espirituales de los aires, a los principados y potestades, a los espíritus elementales. En medio de ellos el Evangelio era el anuncio de la victoria cósmica de Cristo, que ponía en evidencia la debilidad de estas fuerzas que aterrorizaban a los hombres y mujeres. Hoy en día los temores tienen otros nombres, pero son muy parecidos en sus efectos sobre el corazón de los hombres y mujeres sin Cristo. Los medios de comunicación modernos han ido desarrollando una jerga que conjura el temor y la sensación de un fatalismo frente al cual el hombre y la mujer parecen impotente. Hoy se tiembla ante las fuerzas oscuras que dominan el mercado de valores, ante los sistemas políticos-militares, ante las mafias de todo signo que parecen obrar con impunidad y crecer como pulpos infernales.

El Evangelio que Cristo nos ha traído y que recordamos en Navidad sigue siendo el Evangelio de la victoria de Dios sobre todo aquello que se opone a su designio que es el bien y la vida abundante para los hombres y mujeres. Cierto que esa victoria pasó por el sufrimiento de la cruz, por la agonía, la soledad y lo que a todas luces parecía el fracaso y la impotencia del justo contra la maldad del mundo.

La buena noticia del Evangelio es negarse a permitir que los temores que sobrecogen a los hombres y mujeres de hoy nos atemoricen también a nosotros. Es poner la mira en Cristo, alzar la vista y vivir en obediencia a su ejemplo, con gozo y confianza en la victoria final, cualquiera sea el curso de la peripecia del hoy. Jesús y Pablo y Pedro nos enseñaron que esta manera de vivir el Evangelio no es la arrogancia insultante frente al verdugo ni la búsqueda casi masoquista del sufrimiento. En nuestro tiempo implica la desmitologización de todas las idolatrías modernas y poderes terrenos, en el entendimiento de estas fuerzas dentro de su limitada dimensión humana, o quizás aun en su exageración demoníaca. Pero esto implica también el propósito de seguir haciendo aquello que entendemos que es el bien, aunque ello acarree la persecución o la amenaza. Por esto la buena noticia de la navidad y lo que le da sentido, es nada nos puede separar del amor de Dios en Cristo y ese amor ha triunfado para siempre.

Sobre el autor: 
Víctor Rey es chileno, radicado en Ecuador. Coordinador de Relaciones Inter institucionales de la Fundación Nueva Vida en Quito. Egresado del Seminario Teológico Bautista de Santiago de Chile, posteriormente se recibió de Profesor de Filosofía en la Universidad de Concepción. En 1989 obtuvo la Licenciatura en Ciencias Sociales en la Universidad Alberto Hurtado (ILADES), Chile, y en 1993 el Master en Comunicación Social en la Universidad Católica de Lovaina, Bélgica. 


domingo, 10 de diciembre de 2017

DIA INTERNACIONAL DEL LAICISMO Y LA LIBERTAD DE CONCIENCIA

El empuje creciente de los librepensadores y del movimiento laicista, a nivel mundial, por una sociedad más libre y más democrática, por lograr la definitiva emancipación del ser humano, por conseguir la separación del poder civil de las organizaciones religiosas, por eliminar los atavismos históricos y el patriarcado inducidos, históricamente, por las organizaciones religiosas y por el capitalismo internacional, requiere que sus reivindicaciones tengan, además de la agitación social y de la reivindicación permanente, un reflejo simbólico significativo. Para ello se ha establecido una fecha, la del 9 de diciembre, donde conmemorar el “Día Internacional del Laicismo y de la Libertad de Conciencia”, con el fin de que se celebre anualmente en los entornos mundiales.
La razón que ha llevado a Europa Laica y a otras organizaciones laicistas y de librepensamiento a señalar esta fecha tiene su origen en la correspondiente del 9 de diciembre de 1905, cuando se proclamó la ley francesa de Separación del Estado de las religiones que supuso un hito mundial, siguiendo la estela de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789. Pero, además de ello, la fecha elegida tiene, en nuestro país, el alto valor simbólico y de reconocimiento a la fecha del 9 de diciembre de 1931, de proclamación de la Constitución de la II República española, que supuso una ley de leyes de carácter emancipador del ser humano y esencialmente de las mujeres, siguiendo la senda de la ley francesa y superando, con creces, constituciones laicistas de otros países. Además, la fecha coincide con el pórtico del 10 de diciembre en donde se proclamó por la Sociedad de Naciones, una vez acabada la II guerra mundial, la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH) en 1948.
En este Día Internacional del Laicismo y de la Libertad de Conciencia de 2014, se denuncia la vulneración que, en todo el mundo, se hace del derecho a la libertad de pensamiento, conciencia y expresión, fruto en muchos casos de la enorme influencia que las confesiones religiosas mantienen en los gobiernos, de forma muy diversa, marcando las políticas económicas, educativas y jurídicas en mayor o menor grado. Organizaciones religiosas patriarcales que no aceptan los principios de la DUDH, sobre todo en los que afecta a la libre conciencia de las mujeres y de los menores. Y que incluso, en pleno siglo XXI, se apoderan de los Estados convirtiéndolos en teocráticos y confesionales, en donde los dogmas religiosos son a su vez la ley civil, vulnerando la libertad de conciencia y todo tipo de derechos de ciudadanía (esencialmente hacia las mujeres y los menores), con total impunidad.
Se celebra en España este 2014, especialmente, para condenar la injusticia con la que el Estado español trata a las víctimas y a sus familiares por los crímenes internacionales o de lesa humanidad cometidos a partir del golpe de Estado fascista y nacional-católico que derivó en la guerra y la dictadura. Hechos que significaron una atrocidad contra la libertad de conciencia, de pensamiento y expresión, y cuyos autores han vivido y aún viven en la más absoluta impunidad. Las recomendaciones de la ONU al Estado español, los exhortos de los tribunales de Ginebra, Estrasburgo y Buenos Aires, así como el pronunciamiento de numerosas entidades defensoras de los Derechos Humanos, insisten en la necesidad del reconocimiento político y jurídico de las víctimas del franquismo, y por tanto como sujetos de derechos, de manera que se permita juzgar dichos crímenes en el propio Estado español estableciendo los principios de Verdad, Justicia, Reparación (y no repetición). Aún se les debe, por ello la creación de una Comisión oficial de la Verdad, con carácter y eficacia institucional. Debe ser un instrumento para acabar con la justificación histórica y política de la barbarie.
En este día, como a lo largo de todo el año, las organizaciones laicistas exigen un espacio común y público de solidaridad, justicia social y compromiso, frente a la voracidad privatizadora del capitalismo depredador y frente a todas formas de beneficencia y de caridad, y para ello reclaman iniciativas transformadoras que busquen la completa emancipación de la persona y la implantación -real- de los principios republicanos de libertad, fraternidad, igualdad y solidaridad, así como el ejercicio efectivo de todos los Derechos Humanos.
Y para finalizar, una reflexión: durante estos días de inicio de diciembre se celebran unas festividades. Los poderes públicos han maniobrado para que el comercio y otros sectores pongan más énfasis en la fiesta católica del día 8, que en la festividad civil de la Constitución de 1978. Ello es independiente de que, por diversas circunstancias simbólicas, históricas y políticas, partes del texto constitucional no complazcan a una parte importante de la ciudadanía y se esté reclamando o una reforma en profundidad o un verdadero proceso constituyente.
El anteponer festividades netamente católicas en los ámbitos políticos, sociales y escolares, a conmemoraciones civiles como pueda ser el día de la Constitución o, por ejemplo, la conmemoración de los Derechos Humanos, demuestra los atavismos religiosos y patriarcales históricos que padecemos y que actúan en contra de la laicidad de las instituciones del Estado y de la libertad de conciencia.
En mi opinión, un Estado republicano, democrático y por lo tanto laico, que garantice realmente los principios de libertad, participación social, igualdad, justicia social y solidaridad, que amplíe los derechos civiles fundamentales de la ciudadanía, son la clave para un nuevo Estado de Derecho al que deberíamos aspirar para superar los atavismos del pasado.

viernes, 8 de diciembre de 2017

LA CONFRATERNIDAD EVANGELICA ECUATORIANA EN EL DIA INTERNACIONAL DE LOS DERECHOS HUMANOS

El 10 de diciembre de cada año, el mundo conmemora el día en que, en 1948, la Asamblea General de la Naciones Unidas adoptó la Declaración de los Derechos Humanos y proclamó sus principios como el ideal común por el que todos los pueblos y naciones deben esforzarse.
Cada año, el Día de los Derechos Humanos constituye una oportunidad para todos de reavivar el espíritu que impulsa la larga lucha de la humanidad en favor de los derechos y la dignidad y de movilizarse en contra de los antiguos y nuevos desafíos, como la pobreza y la desigualdad, la violencia, la exclusión y la discriminación.  La Confraternidad Evangélica Ecuatoriana hace un llamado a las iglesias evangélicas para que aprendamos a vivir en paz y en armonía respetando las diferencias de pensamiento y creencias, reconociendo que vivimos en una sociedad diversa y plural.
Actualmente, millones de mujeres y hombres de todo el mundo abandonan sus hogares y ponen en peligro su vida y la de sus familiares en busca de un futuro mejor. Los desplazamientos sin precedentes de personas afectan a las sociedades de todas las regiones del planeta. Por doquier, los más pobres y marginados siguen siendo los que más sufren.
Esta situación es inaceptable y la respuesta debe ser un llamamiento a la acción por parte de los gobiernos y la comunidad internacional. Pero, sobre todo, esta situación exige que cada uno de nosotros defienda los derechos de los demás. Este esfuerzo es esencial para avanzar en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y cumplir la promesa de no dejar a nadie rezagado.
La Confraternidad Evangélica Ecuatoriana ora y trabaja en todos los ámbitos para empoderar a los niños, mujeres y los hombres de las diversas iglesias evangélicas de modo que puedan defender sus propios derechos y los de otros. La plena realización de los derechos humanos depende de que todos tengan acceso a la educación, la fuerza más poderosa de que disponemos para alcanzar el desarrollo humano, el respeto y la tolerancia. En este marco se inscribe nuestra labor para defender la libertad de expresión y de información y para reforzar la seguridad de todos los habitantes del Ecuador. De ahí la importancia de velar por el derecho de cada mujer y cada hombre a tomar parte en la vida cultural y a inspirarse en otras culturas para mejorar la convivencia. Y en nuestro caso como minoría religiosa, que se promulgue una Ley de Libertad e Igualdad Religiosa, que sea justa y respete todos los credos de nuestra nación.
Al defender los derechos de los demás, defendemos también la humanidad que compartimos. En un mundo de turbulencias, esta solidaridad nunca antes había sido tan importante, para celebrar la diversidad que enriquece nuestra vida y defender los valores que nos unen. Cada uno de nosotros debe alimentar, compartir y promover esta idea en su propia vida, a través del respeto mutuo, la comprensión y el diálogo. De esta manera, juntos fortaleceremos los cimientos de una sociedad más inclusiva, pacífica y tolerante.

Pr. Estuardo López L.
Presidente 
Confraternidad Evangélica Ecuatoriana
Cristóbal de Acuña Oe3-238 y Av. América
Telef: (593 2) 2905393  /  2543530

miércoles, 6 de diciembre de 2017

¡QUE VIVA QUITO!

Víctor Rey

La primera vez que pasé por Quito fue a fines del año 1980.  Con tres amigos chilenos viajamos por bus desde Chile a Colombia para participar en un seminario de capacitación en Bogotá. Allá en Colombia un amigo ecuatoriano me preguntó que me había parecido Quito.  La verdad es que no supe contestar ya que en un viaje tan largo solo quería llegar pronto al destino.  Al regreso de ese evento decidí poner atención y fijarme más en esta ciudad y sus detalles. Realmente me impresionó y lamenté no tener tiempo para conocerla mejor.  La vida me dio la oportunidad de visitar Quito y el privilegio de vivir por ocho años en esta bella ciudad. Creo que soy afortunado, ya que vivir rodeado de montañas verdes, donde amanece a las seis de la mañana con un sol radiante y donde la temperatura es primaveral todo el año es algo maravilloso.  Por esta razón ahora que se cumplen 483 años de su fundación, por Sebastián de Benalcázar en 1534,  comparto la riqueza de esta urbe moderna y tradicional, rica en cultura, historia, y arte,  invitándolos a visitarla y caminar pos sus calles y sus 25 parques que están a vuestra disposición.  También para saborear su rica gastronomía y disfrutar de la cálida amistad del quiteño. Dice un dicho que uno no es de donde nace sino de donde quiere morir.  Yo digo que uno no es de donde nace sino de donde quiere vivir y yo quiero vivir en Quito.

Quito, Patrimonio Cultural de la Humanidad, está rodeada de valles y escoltada por hermosos volcanes activos. Desde la mitad del mundo, Quito resplandece con el cielo más azul del equinoccio y con su gente amable y trabajadora; es el centro del mundo de la cultura y de la libertad. “Quito Ciudad Convento” o “Claustro de América”, “Relicario de Arte en América”, “Quito Luz de América”, “Capital Iberoamericana de la Cultura” “Carita de Dios”, son algunos de los títulos que le han llevado a esta bella y franciscana ciudad a ser la capital más hermosa de América Latina.

Quito es una ciudad donde los matices coloniales de su centro histórico contrastan con sus modernos edificios del presente. Un lugar que guarda los enigmas de una historia milenaria, la magnífica herencia del encuentro de dos mundos y los secretos de la cultura del mestizaje que lo llevaron a convertirse, en 1978, en la primera ciudad Patrimonio Cultural de la Humanidad, que posee el perímetro más amplio de arquitectura colonial de América Latina.
La Plaza de la Independencia, también llamada “Plaza Grande” sigue representando el corazón fundamental de la capital ecuatoriana como en tiempos de la colonia, está flanqueada por la casa de Gobierno o Palacio de Carondelet, el Palacio Arzobispal, la Catedral Metropolitana y el Palacio Municipal.
En el Centro Histórico existen detalles muy llamativos que se han mantenido por más de 500 años y que reflejan el alma de la ciudad, como la Calle de las Siete Cruces, la Cuesta del Suspiro, el Arco de la Reina, la Plaza de San Francisco, La Ronda o la Calle de los Milagros, porque no es solo una exposición monumental, sino una estructura viva, donde la modernidad no ha anulado las formas tradicionales de ser de los quiteños, alegres, dicharacheros, ingeniosos, generosos y amantes de reunirse en una esquina para cumplir con un ritual básico de la vida en comunidad.
El barrio La Ronda es en uno de los sectores más emblemáticos del Centro Histórico de Quito. Fue el corazón bohemio de esa zona de la ciudad a mediados del siglo XX; en su estrecha calle encontrará restaurantes, bares, cafetines poetas, músicos, que se contrastan con la modernidad de la zona norte, un escenario cosmopolita con variedad de atractivos como el sector de La Mariscal y la Plaza Foch, donde se concentran los servicios turísticos como hoteles, hostales, restaurantes o locales para la diversión y la gastronomía.
Las calles quiteñas aún conservan su peculiar y sinuoso trazado, en donde los visitantes perciben la nostalgia de sus tradiciones y reviven los fantásticos efectos de sus leyendas que dan un toque virtuoso y mágico a Quito, que mantiene viva su expresión cultural y arquitectónica sin que los efectos de la modernidad le hicieran cambiar.
Otro factor de gran atractivo y que le brinda el sello peculiar a esta ciudad constituye el volcán Pichincha, en cuyas agrestes faldas se extiende la ciudad, dando la impresión de cobijarse entre los muros de este coloso natural, que además concentra un gran significado histórico para el país, pues allí, en 1822, se libró la batalla de la Independencia.
El Museo de la Ciudad, el Centro Cultural Metropolitano, el Convento de San Agustín, la Capilla Sixtina, el Museo Nacional de Arte Contemporáneo, el Museo de Cera, entre otros, son sitios indispensables para nutrirse de la historia y la cultura de la ciudad.
Quito también es dueña de algunas de las más importantes joyas de la arquitectura colonial, donde predomina el estilo de arte barroco, una herencia iberoamericana en la cual se combinan temas y tonos propios de la región andina con la influencia artística europea: rostros indígenas, paisajes autóctonos, colores brillantes, animales como llamas o cuyes, íconos como el sol para los incas, entre otros elementos, que configuraron un mestizaje dando lugar a lo que se conoce como la corriente del “barroco quiteño”, que contó incluso con su propia escuela de artes y oficios, conocida como la “Escuela Quiteña”.
Si el turista quiere conocer el arte barroco debe visitar la Compañía de Jesús que constituye una de las obras más significativas y más bellas de la arquitectura suramericana, y por lo tanto constituye uno de las mayores obras de dicha corriente estética en el mundo. Su fachada es muy bien decorada y elegante, por dentro el templo es impresionante, al levantarse todo cubierto de oro. La Compañía es una joya del pasado que permanece intacta en el presente.
Pero si al viajero le gustan las leyendas nada mejor que visitar la iglesia de San Diego para conocer la leyenda del “Padre Almeida” o la Iglesia de San Francisco, para conocer la leyenda de “Cantuña”.
También puede visitar la iglesia de la Catedral, fundada originalmente en 1535, ya que posee una mezcla de varios estilos como Barroco, Mudéjar, Rococó, Neogótico y Neoclásico; mientras que en el interior de la Iglesia de Santo Domingo se encuentran valiosas estructuras. Una de las joyas barrocas que se cuida celosamente en esta iglesia es la Capilla del Rosario, que constituye una obra significativa de la arquitectura quiteña.
Para intentar comprender esta encantadora ciudad de extremos, conviene subir a uno de sus lugares más tradicionales: el Cerro del Panecillo, mirador a 3.000 metros de altitud desde donde se contempla, inmensa y complicada, la extensión capitalina, con su casco antiguo agazapado bajo sus tejas coloradas entre esta loma y el parque de La Alameda, y rodeado por inmensos barrios nuevos surcados por anchas avenidas.
Pero si quiere dominar todo el panorama y admirar la ciudad, los valles y la Avenida de los Volcanes, denominada así, por el infatigable geógrafo y científico alemán, Alexander Von Humbolt, que llegó al Ecuador, en 1812, nada mejor que subir al Teléferico ubicado a 4.050 msnm.
El Quito moderno se forja en los años 50 del siglo XX, cuando la avenida Colón deja de ser el límite de la ciudad y se consolidan los barrios de La Mariscal y cuando se construye el Aeropuerto Internacional Mariscal Sucre y el Estadio Olímpico Atahualpa. Para algunos historiadores esto fue lo que “jaló” a la ciudad hacia el norte. Poco a poco se extendieron hacia el norte las avenidas Seis de Diciembre, Diez de Agosto, Amazonas y Eloy Alfaro, alrededor de las cuales surgieron grandes urbanizaciones, edificios y espacios para la diversión, como el parque La Carolina.
La ciudad continuó su crecimiento hacia el norte durante los años 70, que coinciden con el llamado “boom petrolero”. Se acelera la construcción de viviendas, edificios, centros comerciales, locales de diversión y entretenimiento. Y lo que solo era un espacio residencial se convierte en la zona del “boom comercial”.
También se encuentra el barrio La Mariscal, donde no solo se concentran los servicios turísticos sino que conserva las mansiones del siglo XX que se han convertido en hoteles, hostales, restaurantes o locales para la diversión y la gastronomía. El corazón de ese barrio capitalino es la plaza El Quinde conocida como la plaza Foch, un lugar de encuentro y disfrute culturales y gastronómicos.
Quito es una de esas ciudades que pueden hechizar y conquistar el errante corazón del viajero en busca de visiones para la memoria de su retina; pero también es un laberinto de sensaciones donde cada uno debe encontrar su rincón favorito.

jueves, 30 de noviembre de 2017

El sentido de la vida no se ha perdido

Leonardo Boff


  Quien observa el panorama brasilero bajo la óptica de la ética (toda óptica produce su ética) no deja de quedar desolado yprofundamente entristecido. Un presidente no es solo portador del poder supremo de un país. El cargo posee una carga ética. Éldebe testimoniar, con su vida y actos, los valores que quiere que su pueblo viva. Aquí tenemos lo contrario: un presidente tenido por corrupto, no sólo por acusación de políticos, ni siquiera por delaciones, siempre discutibles, sino por una seria investigación de la Policía Federal y de otros órganos como el Ministerio Público. Pero la desmesurada vanidad del cargo y la total falta de respeto a su propio país, se mantienen a base de corrupciónhecha a la luz del día, comprando votos de diputados yofreciendo otros favores. Y esos diputados, alegremente, se dejancorromper, porque muchos son corruptos y aprovechan laocasión para conseguir funciones y otros beneficios. La república ha quedado podrida para siempre. Tenemos que volver a fundar Brasil sobre otras bases pues aquellas que lo han sostenido cojeando hasta ahora ya no consiguen sostenerlo dignamente.
A pesar de todo esto, no dejamos que muera la esperanza,aunque en este momento, al decir de Rubem Alves, se trata de una “esperanza agonizante”. Pero resucitará de esta agonía y nos rescatará el sentido de vivir. Si perdemos el sentido de la vida, elpróximo paso podría ser el completo cinismo y, en últimotérmino, el suicidio. Quiero retomar la cuestión del sentido de la vida.
A pesar de la desesperanza y de la existencia del absurdo ante el cual se rinde la propia razón, creemos en la bondad fundamental de la vida. La persona común, que somos la gran mayoría de nosotros, se levanta, pierde un precioso tiempo de su vida en los autobuses superabarrotados, va al trabajo, muchas veces duro y mal remunerado, lucha por la familia, se preocupa por la educación de sus hijos, sueña con un Brasil mejor, es capaz de gestos generosos auxiliando a un vecino más pobre y, en casos extremos, arriesga la vida para salvar a una niña inocente amenazada de estupro. ¿Qué se esconde detrás de estos gestos cotidianos y banales? Se esconde la confianza de que, a pesar de todo, vale la pena vivir porque la vida, en su profundidad, esbuena y fue hecha para ser vivida con coraje, que produceautoestima y sentido de valor.
Hay aquí una sacralidad que no viene bajo un signo religioso sino bajo la perspectiva de lo ético, de vivir correctamente y de hacer lo que debe ser hecho. El gran sociólogo austríaco-norte-americano Peter Berger, fallecido hace poco, escribió un brillante libro relativizando la tesis de Max Weber sobre la secularizacióncompleta de la vida moderna con el título: Rumor de ángeles: la sociedad moderna y el descubrimiento de lo sobrenatural (Herder 1975). En él describe innumerables señales, que él llama “rumor de ángeles”, que muestran lo sagrado de la vida y el sentido que ella siempre guarda, a pesar de todo el caos y de los contrasentidos históricos.
Traigo aquí solo un ejemplo que me viene a la mente, banal yentendido por todas las madres que duermen a sus hijos. Uno de ellos despierta sobresaltado en medio de la noche. Tiene una pesadilla, todo está oscuro, se siente solo, y lleno de miedo gritallamando a su madre. Esta se levanta, abraza el niño a su cuello y en un gesto primordial de magna mater lo rodea de cariño y de besos<, le dice cosas dulces y le susurra: “Mi niño, no tengas miedo; tu madre está aquí. Todo todo está en orden, no pasa nada, mi amor”. El niño deja de llorar. Recobra la confianza en lanoche y poco después se duerme de nuevo, tranquilo y reconciliado con las cosas.
Esta escena tan común esconde algo radical que se manifiesta en la pregunta: ¿será que la madre está engañando al niño? Elmundo no está en orden, ni todo está bien. Y sin embargo estamos seguros de que la madre no está engañando a su hijito. Su gesto y sus palabras revelan que, no obstante el desorden que la razón práctica percibe, impera un orden más fundamental. Elconocido pensador Eric Voegelin (Order and History, 1956) mostró magistralmente que todo ser humano posee una tendencia esencial hacia el orden. Donde quiera que surja el ser humano, aparece un orden de las cosas, valores y ciertos comportamientos.
La tendencia hacia el orden implica la convicción de que la vida tiene sentido. Que en el fondo de la realidad, no prevalece lamentira, sino la confianza, el consuelo y la acogida final.
Así creemos que el tiempo de la gran desolación por causa de la corrupción que destruye el orden pasará, y volveremos a celebrar y disfrutar el sentido bueno de la existencia.

lunes, 27 de noviembre de 2017

LA MUERTE DEL CRISTIANISMO EN ESTADOS UNIDOS

Miguel de la Torre-
El cristianismo ha muerto en manos de los evangélicos. El evangelicalismo dejó de ser una tradición de fe religiosa que sigue las enseñanzas de Jesús con respecto a la justicia para el mejoramiento de la humanidad cuando hizo un trato fáustico por el bien de la influencia política. La belleza del mensaje del evangelio —de amor, de paz y de fraternidad— ha sido asesinada por las ambiciones de los fanfarrones afines a Trump que han vendido sus almas por conveniencia. No se necesita mayor prueba de la muerte del cristianismo que la prisa por defender a un abusador de menores con el fin de mantener una mayoría en el Senado de Estados Unidos.
Los evangélicos han construido una interpretación exclusiva que fusiona y confunde la supremacía blanca con la salvación. Solo aquéllos de la cultura dominante, junto con sus supuestos inferiores que con mentes colonizadas adoptan la asimilación, pueden salvarse. Pero su salvación condena a Jesús. Para salvar a Jesús de aquellos que dicen ser sus herederos, debemos arrancarlo de las manos de quienes lo usan como una fachada desde la cual esconder sus fobias: su miedo a los negros, su miedo a los indocumentados, su miedo a los musulmanes, su miedo a todo lo queer.
El evangelicalismo ha dejado de ser una perspectiva de fe arraigada en Jesús el Cristo y se ha convertido en un movimiento político cuyas creencias repudian todo lo que Jesús defendió. Un mensaje de odio impregna sus declaraciones, evidente en proclamas sulfurosas como la Declaración de Nashville, que eleva siglos de disfunciones sexuales desde los días de Agustín al imponerlas sobre las Sagradas Escrituras. Condenan como pecado a aquello que expresa amor fuera de la chaqueta evangélica anti-corporal.
El matrimonio profano del evangelicalismo con el Evangelio de la prosperidad justifica a los evasores multimillonarios con vestimentas sagradas hechas de piel de oveja que descubrieron que ser especuladores en lugar de profetas ofrece una seguridad terrenal nunca prometida por Aquel en cuyo nombre matan a los que tienen hambre, sed y desnudos, y el extranjero entre ellos. El cristianismo como lucro es una abominación ante todo lo que es Santo. Desde sus pedestales dorados erigidos en centros blancos de riqueza y poder, iluminan todo para creer que son perseguidos por su fe.
La adopción del evangelicalismo de una nueva era de ignorancia, culpa a la homosexualidad de la furia del huracán Harvey  en lugar de considerar las consecuencias científicas del cambio climático en el número de tormentas feroces cada vez más grandes. Ignorar el daño causado a la creación de Dios para que pocos puedan beneficiarse al violar a la Madre Tierra causa celebraciones en los fosos ardientes de la Gehenna.
El evangelicalismo deja de considerar a un depredador sexual, un adúltero, un mentiroso y un culpable de racismo, en cambio, sirve como un escudo contra aquellos que cuestionan la inmoralidad del POTUS (Presidente de Estados Unidos) debido a una retorcida reencarnación de Ciro. Poner las manos santas sobre la encarnación de los mismos vicios que Jesús condenó para avanzar en una agenda política —en lugar de redargüir y castigar en oración amorosa— ha prostituido el evangelio a cambio de la victoria de una elección en la Suprema Corte.
El evangelismo permaneció en silencio o en realidad apoyó a los neofascistas de Charlottesville porque protegen su privilegio blanco con el doble sentido de preservar el patrimonio, lo que los lleva a equiparar a los opositores de los movimientos fascistas con los proveedores de odio. Jesús aún se ha recuperado de los vómitos inducidos por los defensores cristianos de los nacionalistas blancos que portaban antorchas que pedían “sangre y tierra”.
El Jesús de los Evangélicos es satánico, y los que empujan a este demonio son “falsos apóstoles, obreros fraudulentos, disfrazados de apóstoles de Cristo”. Y no es de extrañar, porque el mismo Satanás se disfraza de ángel de luz. No es sorprendente, entonces, si sus siervos también se disfrazan como siervos de la justicia. “Su fin será lo que sus acciones merecen” (2 Corintios 11:13-15).
Tal vez se pregunte si mi condena es demasiado dura. No lo es, porque el Espíritu del Señor me ha inducido a gritar desde la cima de la montaña cómo los preciosos hijos de Dios están siendo devorados por el odio y el fanatismo de aquellos que se han posicionado como la voz de Dios en América.
Cuando era joven, caminé por el pasillo en una iglesia bautista del sur y entregué mi corazón a Jesús. Además de ofrecer mi corazón roto, también entregué mi mente para comprender a Dios y mis fuerzas para responder al llamado de Dios a la justicia. Siempre me he considerado evangélico, pero ya no puedo permitir que mi nombre se empañe por ese partido político que se hace pasar por cristiano. Al igual que muchas mujeres y hombres de buena voluntad que aún luchan por creer, pero no en la agenda política evangélica, tampoco quiero ni deseo asociarme con una ideología responsable de desgarrar a la humanidad. Pero si usted, querido lector, aún se aferra a una ideología que promueve el odio, le sugiero humildemente que intente salvarse.
Publicado en: baptistnews.com, 13 de noviembre de 2017
Versión en español: L. Cervantes-Ortiz

viernes, 24 de noviembre de 2017

LA CONFRATERNIDAD EVANGELICA ECUATORIANA EN EL DIA INTERNACIONAL DE LA ELIMINACION DE LA VIOLENCIA CONTRA LA MUJER

Cada 25 de noviembre desde el año 1999 se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer con el fin de sensibilizar a los Estados y la sociedad civil en relación a la problemática que esta representa de conformidad con la resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas.
La violencia contra las mujeres es un fenómeno social complejo, multicausal, que está marcado por relaciones de poder, situaciones estructurales de machismo y el patriarcado; desigualdad de derechos y oportunidades entre hombres y mujeres; y la manifestación de múltiples formas de violencia en lo público, privado y en los círculos afectivos cercanos.  Como cristianos evangélicos esta situación nos preocupa y nos conmueve, sabiendo que mucha de esa violencia se ejerce hacia niñas.
La violencia se puede manifestar de distintas formas, no solamente la física que atenta contra la integridad corporal de las personas, sino también la violencia sicológica o verbal, sexual, patrimonial, simbólica, e incluso aquella intergeneracional que se transmite entre generaciones con la reproducción de actitudes, normalizadas y marcadas por un círculo de  violencia.
En respuesta a esto, se torna necesario reflexionar y orar sobre la importancia de la igualdad  y la no violencia, entendida desde la concepción de que las mujeres son iguales en el ejercicio de sus derechos y obligaciones, lo que a su vez implica la deconstrucción social de las preconcepciones, ideales y roles preestablecidos y esto a su vez permita romper los círculos de la violencia; desnaturalizar la idea de que la violencia es algo cotidiano y normal, y concebir una mayor participación activa y equitativa en la toma de decisiones en los ámbitos público, privado, eclesial y familiar, así como el respeto a la auto-determinación.  El ejemplo de nuestro Señor Jesucristo es un modelo de comportamiento y respeto hacia las mujeres como nos muestran los evangelios.
Romper los círculos de la violencia significa mirar a esta problemática de manera integral; es decir, requiere una intervención interinstitucional y multidisciplinaria, que convoque a los diversos actores estatales, de la sociedad civil, empresas, espacios educativos, iglesias  y familias a sensibilizarse sobre la violencia contra las mujeres y contribuir a la construcción de nuevos espacios de convivencia social, tomando en consideración a la igualdad y no discriminación como principio rector de las relaciones sociales.
Con este antecedente, la Confraternidad Evangélica Ecuatoriana, hace un llamado a todas las iglesias, instituciones y al gobierno a ser defensoras y defensores del cambio, para la construcción de una sociedad más justa y equitativa, promoviendo el ejercicio pleno de los derechos sin discriminación alguna, y motivando, a través de la formación ciudadana, una cultura de paz y una sociedad libre de violencia. Y nos comprometemos a orar, reflexionar y crear los puentes para establecer espacios y comunidades de paz donde se respeten a las mujeres de nuestras iglesias y del país y a denunciar cualquier acto de violencia que vaya en contra de la creación de Dios.

Pastor Estuardo López
Presidente
Confraternidad Evangélica Ecuatoriana
Quito, 25 de noviembre del 2017.

sábado, 18 de noviembre de 2017

Trece frases para reflexionar en el Día Mundial de la Filosofía

5Las herramientas que ofrece la filosofía impulsan los principios y valores de los que depende la paz mundial, según la Unesco.

Las herramientas que ofrece la filosofía impulsan los principios y valores de los que depende la paz mundial, según la Unesco.

16-11-2017 | Pixabay



La filosofía es la ciencia madre del conocimiento que persigue establecer los principios generales que organizan y orientan el conocimiento de la realidad y del sentido de los actos y el pensamiento humano. Hace ya unos cuantos años que cada 16 de noviembre se conmemora el Día Mundial de la Filosofía, decretado por la Unesco, con el objetivo de alentar el análisis, la investigación y los estudios filosóficos sobre los grandes problemas contemporáneos.
Según el organismo internacional, la filosofía enseña a reflexionar sobre la reflexión misma, y a cuestionar continuamente verdades ya establecidas, así como a verificar hipótesis y a encontrar conclusiones, todas ellas bases de los principios y valores de los que depende la paz mundial: la democracia, los derechos humanos, la justicia y la igualdad.
Con motivo de esta efeméride hemos seleccionado trece frases sobre la filosofía que merecen la pena observar y analizar.
■ Yo solo sé que no sé nada. Sócrates.
■ Pienso y dudo, luego existo. Descartes.
■ El hombre sabio busca lo que desea en su interior; el no sabio, lo busca en los demás. Confucio.
■ La paz viene de dentro. No busques fuera. Buda.
■ La felicidad es la ausencia de miedo, es una emoción, y como tal, es transitoria. Eduard Punset.
■ Las palabras elegantes no son sinceras; las palabras sinceras no son elegantes. Lao-Tse.
■ Cualquier ayuda innecesaria es un obstáculo para el desarrollo. Montessori.
■ Cuando era niña, cuando era adolescente, los libros me salvaron de la desesperación: eso me convenció de que la cultura era el valor más alto. Simone de Beauvoir.
■ Cuida tus pensamientos, porque se convertirán en tus palabras. Cuida tus palabras, porque se convertirán en tus actos. Cuida tus actos, porque se convertirán en tus hábitos. Cuida tus hábitos, porque se convertirán en tu destino. Gandhi.
■ Vemos las cosas, no como son, sino como somos nosotros. Kant.
■ Avergüénzate de morir hasta que no hayas conseguido una victoria para la humanidad. Habermas.
■ En otro tiempo fuisteis monos, y también ahora es el hombre más mono que cualquier mono. Nietzsche
■ La juventud es el momento de estudiar la sabiduría; la vejez, el de practicarla. Rousseau.