jueves, 7 de junio de 2012

Ana Steiner de Veghazi Q.E.P.D.


Comunidad Cree  
lamenta profundamente 
la partida de una gran mujer..
Compartimos este artículo de nuestro  
común amigo Mijael Vera

Anita

Probablemente se dirán muchas cosas de Ana Steiner de Veghazi ahora que se ha alejado de esta vida. Sin dudas se recordará su incansable labor en pro de los DDHH al lado de su marido el rabino Esteban Veghazi. Más de alguien recordará, en los homenajes y discursos, que ambos fueron miembros del Comité de la Paz y Derechos Humanos en Cepal, que Ana continuó la incansable labor en beneficio del dialogo interreligioso, estimulando el crecimiento intelectual y espiritual de quienes estuvimos cerca de ella en esa misión.

Por cierto, la recordaremos siempre como un ser de gran sabiduría, profunda reflexión y fe. Además de simpática, bromista, directa, paciente.

Pero poco se dirá de algo que fue fundamental en su vida: desde el horror de la Shoá que tuvo que vivir en Hungría, su filosofía fue la de no encerrarse en los guettos ni limitarse a la hora de tender puentes de unión para todos los seres humanos.

Lo suyo, el dialogo interreligioso, no era un asunto táctico, ni menos estratégico. Para ella el diálogo con las personas de otras sensibilidades espirituales y políticas, sociales y académicas, era un asunto de principios éticos de vida.

"...Y surgió un Faraón que no conocía a Jacob..." dice la Torah con notable actualidad...un faraón que no nos conocía, que no sabía quienes éramos, que no nos podía apreciar porque su visión y nuestro lenguaje estaban lejos, distantes. Y esa distancia, señalaba Ana Veghazi, generaba los mitos, la mentira, la incomprensión, la falsedad del antisemitismo.

"No nos conocían", "no sabían quienes éramos" eran palabras que constantemente recurrían a su boca. Y tenía razón. El antisemitismo surge desde la ignorancia, de la infinita capacidad humana de mistificar lo desconocido llegando a niveles supersticiosos, impregnando la sociedad, las relaciones humanas y hasta el lenguaje con mentiras y calumnias. Es la "verdad" del ignorante, la "verdad" del que no nos conoce.

Por eso Ana definía su vida como un quehacer "en terreno", allí donde hacía falta verdad. Y el dialogo inter-religioso que la satisfacía era el concreto, el diario, el llano y trasparente, no el de almuerzos protocolares exclusivamente.

Hoy, representantes de todas las religiones, inclusive de las menos visibles, lamentan su partida. La conocieron en terreno, allí donde hacía falta una voz judía que hiciera claridad, que subrayara la idea de que también somos seres humanos y que sostenemos una creencia varias veces milenaria que aún tiene mucho para enseñarle al mundo.

Unos estudiantes le preguntaron a su Rebbe el porqué la Torah no dice palabra alguna sobre el Más Allá, ni habla de premios o castigos al respecto. El Sabio Maestro les respondió "para que cuando recordemos a nuestros seres queridos, lo hagamos a través de sus obras en vida. Sólo así serán eternos".

http://anajnu.cl/kabala1.htm

Tomado de Columna de Mijael Vera http://anajnu.cl/kabala1.htm

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