lunes, 21 de marzo de 2011

Testimonios CREE; Carmen Gloria Rodríguez

Carmen Gloria Rodríguez
Miembro de Fraternidad Teológica Latinoamericana (FTL Chile)
Miembro de Comunidad CREE


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Cuando pienso en  lo que la Comunidad de Reflexión y Espiritualidad Evangélica (CREE), y también la Fraternidad Teológica Latinoamericana (FTL) (me es difícil separarlas), han significado para mí, no puedo evitar recordar el estribillo de una canción del grupo folklórico  Illapu, que dice:
Vengan a esta fiesta improvisada
hoy está de día la palabra.
// Echen a volar aquellas trampas
que hacen repetir lo que nos mandan//

Y es que para una mujer como yo, que decidió aceptar la invitación de Jesús a  seguirle, en una denominación pentecostal, originaria de gringolandia, en la que contribuyeron notablemente a sacar de mi espalda la pesada mochila con la que me había cargado la vida, pero donde a la vez se encargaron de ponerme otra quizás aún más pesada que aquella, tanto CREE, como FTL, han sido dos espacios tremendamente liberadores en los que he podido descubrir que vivir una espiritualidad basada en la experiencia, y celebrarla, forma parte de mis derechos humanos que habían sido largamente restringidos y reprimidos por la religión institucionalizada.
Tuve la oportunidad de conocer a CREE y a FTL hace unos 6 o 7 años, mientras estudiaba en el Seminario Teológico Bautista y desde ese tiempo, la reflexión seria, informada y multidisciplinaria, unida a la amistad vista como lugar teológico, elementos que se cultivan en ambos organismos, se han constituido en el impulso que me ha llevado a experimentar un proceso de transformación, de lo que vivenciaba como religiosidad, en una espiritualidad que mueve al accionar concreto en pos de una vida buena, a la que todos y todas estamos llamad@s.
Ha sido en el seno de CREE y de FTL donde he podido tomar conciencia de que las religiones surgieron en la historia de la humanidad hace alrededor de ocho mil años, en cambio, la espiritualidad es tan antigua como la propia humanidad y por tanto se constituye en el fundamento básico del potencial desarrollo de una vida en plenitud.
La vida plena que Jesús vino a ofrecernos no se puede conseguir si se vive una espiritualidad tradicionalmente entendida, a través de elementos como el sacrificio y  la negación de si mism@, que se traduce en sólo “vivir para l@s demás”, o una espiritualidad alienada, enajenada de la propia voluntad y las capacidades, sintetizada en expresiones como “Señor, no soy dign@”, y tampoco espiritualizando la realidad en la que estamos insert@s,  para lograr de ese modo, eludir la responsabilidad que tenemos de intentar mejorarla.
La vida plena es posible mediante una espiritualidad que integra la materialidad, la corporalidad, la sexualidad, la amistad, la naturaleza, la acción política, la solidaridad e incluso la muerte, como lugares de vivencia de lo sagrado.
Comprender todo esto me llevó el año pasado a tomar la decisión de dejar la iglesia convencional. Creo que en lo que me queda de vida terrenal, siempre recordaré el año 2010 como el año del gran terremoto, producto del cual, no sólo observé venirse abajo las estructuras físicas (casas, edificios, templos, etc.), sino también, al menos para mí y en mí, se terminaron por desmoronar las estructuras mentales, las construcciones religiosas y las ideas tradicionales acerca de Dios y de la iglesia.
Lo paradojal es que no me siento fuera de la iglesia, al contrario, hoy me siento más integrada que nunca a la familia humana y a toda la creación. Ya no quiero ser evangélica, ni católica, ni ortodoxa, prefiero ser parte de la iglesia cristiana universal uniéndome a otros y otras que sientan la necesidad de “ser iglesia” de otra forma, siendo comunidad alternativa y ecuménica
He escuchado a algun@s cristian@s conservadores decir que siempre que haya dos o más reunidos, la institucionalidad es inevitable, y es muy posible que tengan razón. Pero una cosa es la institucionalidad que oprime y otra la institucionalidad que libera, y para mi, la que he comenzado a vivir en CREE y en FTL es mucho más liberadora que opresora.
Ahora puedo atreverme a hacer mío el siguiente poema del sacerdote Pedro de Casaldáliga
¿Por qué no cambias de Dios?

Para cambiar de vida
Hay que cambiar de Dios.

Hay que cambiar de Dios
Para cambiar la Iglesia.

Para cambiar el Mundo
Hay que cambiar de Dios

Y digo atreverme, ya que hace poco más de un año, si hubiera adherido a este pensamiento, públicamente, como lo estoy haciendo hoy, me hubiera arriesgado a que algunos y algunas intentaran “quemarme” por apóstata (existen variadas formas de “quemar” a alguien, ¿verdad?), porque lamentablemente hay muchos y muchas que no son capaces de aceptar que la idea que tenemos de Dios no es otra cosa que construcción humana, que hemos construido a Dios a nuestra imagen y semejanza en lugar de “vivir” la experiencia de Dios en el seguimiento a Jesús, seguimiento que no puede quedarse a nivel del entendimiento y de la aceptación intelectual, sino también impostergablemente, debe realizarse de maneras materiales y concretas.
CREE y FTL me han ayudado a tener la valentía de “desprogramarme”. Esto ha sucedido porque hemos conformado grupos de amigos y amigas que no practicamos la amistad a la manera tradicional (Aristóteles define la amistad como “una igualdad o semejanza”). Nosotros y nosotras hemos ido descubriendo que la amistad se potencia en las diferencias, en asumirlas y aceptarlas, en los desencuentros y encuentros, en las conversaciones planificadas o improvisadas donde el lenguaje teológico y el coloquial se entremezclan, y en las que a veces hay equilibrio y muchas veces no. CREE y FTL son hogares teológicos, no museos teológicos, y como sucede en todos los verdaderos hogares, no es posible mantenerlos prolijamente ordenados, se desordenan y ordenan, se ensucian y se limpian, en una danza constante, dinámica y liberadora, y todo esto hace de ellos, espacios abiertos a la acción del Espíritu que nos posibilita la transformación mutua.
Termino compartiendo, a modo de invitación,  una estrofa de la misma canción del comienzo
Si quieres hablar del amor
o de la rabia que te abraza
Si quieres cuenta la razón
aquí podemos escucharla.
Hoy día la conversación
ha puesto sus mejores galas
y se ha escapado de la jaula
que la mantiene encajonada.
 
Vengan a esta fiesta improvisada
hoy está de día la palabra…