"La palabra queda
y ése es el gran consuelo del que predica.
y ése es el gran consuelo del que predica.
Mi voz desaparecerá
pero mi palabra, que es Cristo
pero mi palabra, que es Cristo
quedará en los corazones
que la hayan querido recoger."
que la hayan querido recoger."
Homenaje a Monseñor Oscar Arnulfo Romero,
Pastor, Profeta y Mártir a 31 años de su fallecimiento.
El lunes 24 de marzo de 1980, mientras celebraba la Eucaristía, Oscar Romero cayó abatido por un certero disparo en el corazón.
Su muerte martirial sancionó para siempre su vida y lo ha convertido en una buena noticia para el mundo de hoy. Romero es el símbolo real de multitud de mártires de América Latina, esperanza de un mundo nuevo de solidaridad, justicia y fraternidad.
Amenazado de muerte, dijo:
"No creo en la muerte sin resurrección.
Si me matan resucitaré en el pueblo salvadoreño…
Si me matan resucitaré en el pueblo salvadoreño…
Como pastor estoy obligado por mandato divino
a dar la vida por quienes amo…
a dar la vida por quienes amo…
Si llegaran a cumplirse las amenazas,
desde ya ofrezco a Dios mi sangre
desde ya ofrezco a Dios mi sangre
por la redención y resurrección de El Salvador…
Si Dios acepta el sacrificio de mi vida,
que mi sangre sea semilla de libertad
que mi sangre sea semilla de libertad
y la señal de que la esperanza
será pronto una realidad."
será pronto una realidad."
El domingo 23 de marzo de 1980 Mons. Romero pronunció su última homilía, la cual fue considerada por algunos como su sentencia de muerte debido a la dureza de su denuncia:
“en nombre de Dios y de este pueblo sufrido... les pido, les ruego,
les ordeno en nombre de Dios, CESE LA REPRESION”.1
Un día después, el 24 de marzo de 1980 Monseñor OSCAR ARNULFO ROMERO GALDAMEZ fue asesinado de un certero disparo, aproximadamente a las 6:25 p.m. mientras oficiaba la Eucaristía en la Capilla del Hospital La Divina Providencia, exactamente al momento de preparar la mesa para recibir el Cuerpo de Jesús. Fue enterrado el 30 de marzo y sus funerales fueron una manifestación popular de compañía, sus queridos campesinos, las viejecitas de los cantones, los obreros de la ciudad, algunas familias adineradas que también lo querían, estaban frente a la catedral para darle el último adiós, prometiéndole que nunca lo iban a olvidar. Raramente el pueblo se reúne para darle el adiós a alguien, pero él era su padre, quien los cuidaba, quien los quería, todos querían verlo por última vez.
Tres años de fructífera labor arzobispal habían terminado, pero una eternidad de fe, fortaleza y confianza en un hombre bueno como lo fue Monseñor Romero habían comenzado, el símbolo de la unidad de los pobres y la defensa de la vida en medio de una situación de dolor había nacido.
Por último queremos invitarles a leer o escuchar el discurso de Monseñor Oscar Arnulfo Romero al recibir el doctorado honoris causa por la Universidad de Lovaina, pronunciado el 02 de febrero de 1980, 50 días antes de su asesinato:
Este es considerado como su testamento teológico y político.
En este documento encontramos lo esencial de su lectura del Evangelio y de su vida de fe.
El mismo discurso lo puedes escuchar en nuestros podcast (mp3 descargable) en
Notas:
1. 1. Para conocer el texto completo de la penúltima homilía pronunciada por Monseñor Romero, el Domingo 23 de marzo, 1980 visita el sitio http://www.romeroes.com/
2. 2. Para conocer mejor el contexto histórico de El Salvador, recomendamos el artículo de Manuel Hidalgo (publicado hace un año, marzo 2010): América Central a 30 años del martirio de Monseñor Romero en el siguiente link: http://www.sicsal.net/reflexiones/AmericaCentral30Romero.pdf
José Suazo Navarro
Coordinador CREE
Coordinador CREE

