Magali Arenas Zapata
Por años hemos vivido y, por qué no decirlo, sufrido con el paradigma del coeficiente o cociente intelectual. Pero como después de la guerra todos somos generales, ahora podemos decir que muchos teníamos la intuición del que el CI no era suficiente para definir a una persona. Bastaba con haber conocido a un gran profesional de cualquier área, pero carente de buenas relaciones personales o familiares para constatar lo limitado del concepto del CI que tan entusiastamente se media en colegios y universidades.
Luego de la publicitada- en buena hora- inteligencia emocional ha surgido una verdadera ola de precisiones de los distintos tipos de inteligencias. La más reciente y quizás la más completa es la llamada Inteligencia Espiritual (IES), que para aclarar de inmediato no tiene necesariamente que ver con la religión. Porque como señalan Zohar y Marshall, autores de libro Inteligencia Espiritual “una persona de alta IES puede practicar cualquier religión, pero sin estrechez de mente, fanatismos ni prejuicios. Del mismo modo una persona de alta IES puede tener grandes cualidades espirituales sin ser religioso”.
Pero si está claro que la inteligencia espiritual es el alma de la inteligencia, la que nos distingue de cualquier otro ser. Es la inteligencia de cura y nos hace completos. “Cuando te sientes espiritualmente completo tienes un sentimiento de totalidad, la palabra que más me gusta es plenitud. Te puedes sentir pleno lavando una taza, leyendo un libro, dictando una conferencia o mirando el cielo. La espiritualidad va más allá de lo que hagamos, apunta a lo que somos, señala Haydeé Cuadra, sicóloga y coordinadora académica de la Facultad de Psicología de la Universidad del Desarrollo.
¿Qué se entiende entonces por IES? Se refiere a un tipo de inteligencia propia de los seres humanos, porque sólo nosotros nos preguntamos cuestiones fundamentales como ¿Por qué estoy aquí? ¿Cuál es el sentido de la vida? Es una inteligencia que nos permite ser creativos, discriminar, ser flexibles, visionarios, cambiar cuando nos encontramos entrampados en problemas de la vida diaria y dar cuenta de toda la riqueza que posee el alma de los seres humanos. Esta inteligencia se caracteriza por valorar la vida y el desarrollo de todos los miembros de la comunidad.
El ser humano necesita tener y encontrar un sentido a su vida. Victor Frankl, autor del libro “Ante el vacío existencial”, se refiere a un seguimiento realizado a egresados de Harvard. El estudio comprobó el éxito laboral de los profesionales, pero también un alto porcentaje se quejaba de vacío existencial. Conscientes de esto muchas compañías de Estados Unidos incentivan a sus empleados para que realicen algún servicio a la comunidad, dándoles incluso tiempo libre pagado por la organización La sociedad del siglo XXI promueve la satisfacción inmediata y la mayoría de las veces mediante la adquisición de objetos o servicios que justifican y se vuelven el motor de la existencia. Pero al final del día ese vacío no queda satisfecho y el espíritu se adormece, por ejemplo en el abuso de la droga y exceso de comida. “Dos de las mayores causas de muerte en el mundo occidental, suicidio y alcoholismo, están a menudo relacionadas con esta crisis del significado” señalan Zohar y Marshall.
1 Revista Desafío, # 68. Abril-mayo 2006. Chile. www.desafio.cl
La gran diferencia con la inteligencia emocional es que la espiritual tiene poder de transformación. Y a diferencia de la inteligencia común –que es lineal, lógica y racional-, la inteligencia espiritual no se puede cuantificar. Pero sí medir.
En la década de los 90 dos científicos vinculados a la Universidad de Pennsylvania utilizaron el SPECT (single photon emisión computed tomography) para evaluar el flujo sanguíneo en el funcionamiento de la distintas regiones cerebrales, sobre las personas que centran su quehacer cotidiano en la meditación, oración y el silencio. Utilizando la cámara rotativa del Spect mientras los sujetos en estudio realizaban su actividad «espiritual».
Fotografiaron secciones del cerebro inyectando en el torrente sanguíneo una sustancia suavemente radioactiva que permitió hacer un mapa de este flujo. Las imágenes mostraron áreas del cerebro con flujo reducido (menos actividad) y otras de flujo intensificado (mayor actividad).
Estos resultados demuestran que el ejercicio espiritual modifica la actividad el encéfalo, presentando mayor actividad en la zona frontal del cerebro y menos en los lóbulos apriétales, responsables del sentido de la orientación espacial y percepción individual. Más tarde, Zohar y Marshall –mediante un magneto encefalograma- comprobaron que los sujetos en estudio al efectuar sus «ejercicios espirituales» presentaban oscilaciones a través de neuronas que alcanzaban 40 megahertz. De esta forma la IES, adquiría una comprobación científica.
Líderes espiritualmente inteligentes
Más de alguien podrá encontrar este tema difícil de conectar con el ámbito laboral, pero estudios de la Universidad de Harvard y también de Chicago dan cuenta de la importancia de la IE en los resultados de las compañías. Incluso, según David Fischman en su libro “Líder interior”, prestigiosas Universidades estadounidenses ofrecen cursos de pregrado y posgrado sobre liderazgo y espiritualidad e IES.
«Los seres humanos espiritualmente inteligentes-señala David Fischman en su libro- no necesitan buscar la admiración de los demás, no persiguen el prestigio y poder que es otorgado por terceros. Las personas con un elevado coeficiente espiritual tienen un poder generado por su propia fuerza interior». De esta manera, la IES empieza a ser un ser un ingrediente importante del líder que hoy las empresas persiguen. Porque las personas que desarrollan su inteligencia espiritual tienen mayores habilidades para realizar metalecturas de la realidad, para no quedarse en la interpretación más básica, sino que aspiran a explicaciones con mayor trascendencia. De hecho una persona inteligente espiritualmente puede ser capaz de encontrar las respuestas en su interior y por eso comprender que el éxito y el cambio residen dentro de cada ser humano.
También en esta línea de trabajo, Alvaro Escalante- gerente general de Más Humano Consultores de Empresas- recuerda que el libro de Jim Collins «Good to great. why some companies make the leap... and other don’t» («Empresas que sobresalen») se constata que los líderes de esas compañías son humildes. “Se ha pasado del líder tipo Jack Welchpersonalista y que aparece en todas- al líder que cuando se le pregunta las razones del éxito de la compañía las cinco primera que da son su gente, el entorno, su empresa, y hasta suerte. Se desplazan los conceptos de ego, a los de humildad, de colaboración”.
La inteligencia espiritual lleva a preguntarse sobre el sentido de las cosas que ocurren en la empresa, mucho más de los porqués, la IES responde los para qué. Es así como lleva a reflexionar sobre cuestiones como ¿qué quiero como organización? ¿Cuál es el sentido de los problemas que tenemos, qué nos aportan? ¿Cómo mi empresa puede contribuir a la sociedad, ¿al país?, ¿al mundo? Son esas grandes preguntas las que no permiten ampliar nuestra conciencia y trabajar teniendo como norte un sentido más trascendente que sin duda moverá a nuestras empresas hacia escenarios más auspiciosos.
En lo concreto, el gerente de una organización podría hacer el ejercicio de citar a una reunión una vez al mes, pero no para analizar los resultados o ver proyecciones, sino que para sentarse con las personas y preguntarles: ¿Qué están viviendo en su trabajo? ¿Cómo creen que esto se puede interpretar? ¿Qué lecturas pueden hacer de la realidad? ¿Qué sentido tiene para cada uno? ¿Qué sentido tiene para el grupo? ¿Qué sentido tiene para la organización?.... Si alguien se atreve hacer esta experiencia se sorprenderá de los resultados.
“Si los seres humanos tuvieran más inteligencia espiritual- postula Fischman-, se acabarían los conflictos laborales, los problemas interpersonales y la competencia interna; se serviría al cliente no tanto por obligación, sino porque la cordialidad nacería de nosotros mismos”. Esto es porque le encontrarían sentido a lo que hacen, un sentido trascendente que tiene que ver con la contribución personal a un proyecto mayor.
Tan importante se torna esta nueva habilidad incluso algunas empresas suecas han implementado facilidades para que sus trabajadores puedan acceder a experiencias que estimulen la IES, como yoga, meditación, musicoterapia, oraciones, etcétera. Esto porque además su desarrollo tiene un efecto directo en el stress del individuo, logrando centrarlo y convirtiéndolo de paso en un mejor trabajador”.
Como comenta Alvaro Escalente, “la inteligencia espiritual es un tema que empieza de a poco, es lamentable lo que voy a decir pero, suena en países que están más evolucionados económicamente, y al estar en esa posición económica les permite pensar más allá , no como en otros países que están sobreviviendo, que no tienen sus necesidades básicas satisfechas”.
La IES es un concepto nuevo, pero que viene a demostrarnos algo que siempre hemos sabido: el ser humano es un todo integral. No basta con tener habilidades intelectuales o un alto CI, tampoco es suficiente tener una inmensa inteligencia emocional sino hemos desarrollado aquello que nos diferencia profundamente de las demás especies: la posibilidad de trascender y de vivir una experiencia espiritual.
El campo de aplicación de la IES se irá ampliando a medida de nuevas experiencias que se den a conocer al respecto o en la medida en que las empresas se atrevan a innovar en este sentido.
En lo personal cada uno pude buscar la forma de implementarla porque su desarrollo nos obliga a ser más conscientes y por tanto ser más co-responsables de nuestras actuaciones en los distintos ámbitos en los cuales nos movemos.
“A grandes cosas estamos llamados”, por tanto el desafío de cómo esto se puede aplicar en nuestra vida laboral está abierto a todos. Al poner este tema en el tapete, al menos tenemos un reto y una visión que podemos tratar de alcanzar.
Las características para una alta IES incluyen:
· Capacidad de ser flexibles (activa y espontáneamente adaptable)
· Poseer un alto nivel de conciencia de sí mismo
· Capacidad de afrontar y usar el sufrimiento.
· Capacidad de afrontar y trascender el dolor.
· La cualidad de ser inspirador por visiones.
· Reluctancia a causar daños innecesarios.
· Tendencia a ver las relaciones entre las cosas (holístico)
· Marcada tendencia a preguntar ¿por qué? o ¿Y sí? y a pretender respuestas fundamentales
· Son los que los sicólogos denominan “independiente de campo”, es decir, poseer una facilidad para estar en contra de la convenciones.
Siete pasos prácticos para mejorar la IES:
· Tomar conciencia de dónde estoy ahora.
· Sentir con fuerza lo que quiero cambiar
· Reflexionar sobre que lo es mí propio centro y cuál es la base de mis motivaciones más profundas.
· Descubrir y desbaratar obstáculos.
· Explorar diversas posibilidades de avance
· Comprometerse con un camino.
· No olvidar que hay muchos caminos.
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