Bonhoeffer, un ejemplo de cómo seguir a Jesús en su Reino de Vida.
José Suazo N.
“El hombre no es llamado a la realización de ideales éticos,
sino a una vida en el amor de Dios,
y eso significa en medio de la realidad”
D. Bonhoeffer
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En estas líneas queremos destacar la figura de un discípulo de Jesús, que encarnó el seguimiento del reino de Dios, en medio de fuertes adversidades, pagando un alto costo por ello.
Dietrich Bonhoeffer nació el 04 de febrero de 1906, en la ciudad de Breslau, Alemania. Vivió y estudió en Tubinga, Berlín y Nueva York. Ejerció como vicario en Barcelona y pastor en Londres. Nuevamente en Berlín ejerció como profesor universitario. En junio de 1939 es invitado a dictar un curso en Estados Unidos, sin embargo en agosto, ante los anuncios de una inminente nueva guerra, decide regresar voluntariamente a su país, a pesar de que sus amigos en Estados Unidos e Inglaterra le insistieron en que no debía regresar a Alemania. Sabía que sus compatriotas tendrían que elegir pronto entre el “patriotismo” y la “verdad”, y él sabía cuál de esas alternativas debía escoger pero no estaba dispuesto a hacer esa elección “al amparo de la seguridad”.
Como miembro de la iglesia confesante alemana, participó activamente en la resistencia contra Hitler…lo que le costó literalmente la vida. Se pronunció reiteradamente en contra del régimen nazi, denunciando a su vez la reacción de la iglesia ante las atrocidades cometidas e insistiendo en el deber incondicional de la iglesia hacia las víctimas de la sociedad, fueran o no cristianas. Ya en 1932 denunciaba las tendencias inhumanas y antisemitas del nacionalsocialismo. En 1936 y 1937 dirige el Seminario clandestino de Finkenwalde, en donde puso en práctica algunas “novedades” pastorales en el protestantismo alemán, sobre todo lo relacionado con la “vida comunitaria”. La Gestapo, por orden directa del Reich, puso fin a esta experiencia el 1 de julio de 1937. Fue apresado y encarcelado en 1943 y un año más tarde (20 de julio 1944) entregado a la Gestapo, cuando se descubrió su participación en el atentado fallido contra Hitler. Fue ejecutado el 9 de abril de 1945 en Flossenburg, una semana antes de que las fuerzas aliadas liberasen el campo.
Según sus biógrafos, con el paso de los años y en la última etapa de su vida (en prisión), Bonhoeffer venía “rompiendo con los planteamientos del neoluteranismo a causa de sus premisas metodológicas e ideológicas que fácilmente se convertían en el aliado natural de la ideología nazi”. El pensamiento ético de Bonhoeffer puede considerarse como el aspecto principal de su polémica teológica y cívica con el nacional socialismo, en la que destacan la apelación dirigida a la “responsabilidad moral de los individuos” y la defensa de la tradición humanista y liberal de Occidente.
Teológicamente Bonhoeffer tiene una ética concreta y práctica, en la cual lo cristológico y lo ético están indisolublemente vinculados, de tal forma que “la cuestión ética se decide en la cuestión cristológica”. Así indudablemente Jesucristo es el centro de la teología y la praxis cristiana, pero no sólo esto sino que ese centro se hace visible en la comunidad cristiana concreta;
“el verdadero cristianismo consiste en Cristo existiendo como comunidad, la cual a causa de la presencia viva y vivificante del Señor en ella, establece una relación responsable y sin posibilidad de distinción, sin rehuir al mismo tiempo el riesgo, e incluso, la persecución…”.
Para entender mejor sus motivaciones, no basadas en la venganza o el odio, veamos este comentario suyo de Mateo 5.28-42;
“No existe, pues, ninguna acción imaginable en la que el mal sea tan grande y fuerte que exija una actitud distinta del cristiano. Cuanto más terrible es el mal, tanto más dispuesto debe estar el discípulo para sufrir. El malo debe caer en manos de Jesús. No soy yo, sino Jesús quien debe ocuparse de él.”
Para Bonhoeffer seguir a Jesús es otra cosa muy distinta a tener solamente una “idea sobre Cristo, un sistema de doctrina, un conocimiento religioso general”…”Al ponernos en contacto con una idea, nos situamos en una relación de conocimiento, de entusiasmo, quizás de realización, pero nunca de seguimiento personal.”
Sabemos que el evangelio es una paradoja, una gran paradoja, y el llamado de seguir a Jesús puede tener un alto costo en circunstancias como las vividas por él. Bonhoeffer ya había internalizado la enseñanza que Jesús dio a sus discípulos:
“A ustedes, mis amigos, les digo que no teman a los que matan el cuerpo pero después no pueden hacer más. Les voy a enseñar más bien a quién deben temer: teman al que, después de dar muerte, tiene poder para echarlos al infierno. Sí, les aseguro que a él deben temerle.” (Lucas 12.4-5)
En el caso de Bonhoeffer no se trata de una elección apriori entre vivir o morir, sino que vemos ahí más bien el compromiso cristiano llevado hasta el mayor límite posible, ese límite que llega luego de una sucesión o serie de decisiones de compromiso con el evangelio, con su ministerio en circunstancias totalmente adversas y en las cuales con una profunda convicción él va tomando decisiones cada vez más comprometidas, de acuerdo a su comprensión de lo que significa el costo del discipulado. El tuvo muy claras las palabras de Jesús a sus discípulos;
“Si alguien quiere ser mi discípulo, tiene que negarse a sí mismo, tomar su cruz y seguirme. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa, la encontrará” (Mateo 16.25)
Él se compromete con su realidad en base a sus convicciones y opta en medio de las situaciones adversas que le toca enfrentar. Va decidiendo y optando, primero por no escapar de la realidad sociopolítica que le toca vivir, no pide asilo, no se tienta con elegir situaciones que le favorezcan sólo a él, su primer compromiso es con la firme convicción de que hay que luchar por una realidad mejor, superior, que sea fiel al evangelio en beneficio de su pueblo, su país… y su iglesia.
Bonhoeffer sin duda es un gran ejemplo para cada uno de nosotros. Podría parecer que no tuvo otra opción, o bien, depende como se analice su situación, podríamos decir que el optó por la más radical y difícil de las opciones, llegó hasta las últimas consecuencias, potó por la vida en contra de las fuerzas encarnadas de la muerte, entregando su vida, con la serenidad y firme convicción de saber muy bien lo que estaba haciendo… su mayor esfuerzo fue en pro de lo superior. Lo temporal y transitorio del seguimiento de Jesús está supeditado a lo temporal y trascendente del llamamiento. Como dice él no somos nosotros quienes tomamos la iniciativa siguiendo a Jesús, sino que tan sólo respondemos a su llamado. El luchó ante la adversidad y ante el mal. También escribió orientando acerca de lo que significaba seguir a Jesús viviendo bajo la gracia, bajo esta gracia cara y también de alguna manera siempre encarnando en comunidad el costo del discipulado.
En síntesis, para nosotros Bonhoeffer es sin duda un ejemplo a seguir por su convicción, compromiso y consecuencia. Es un modelo de cómo vivir y como profundizar una espiritualidad siempre cristocéntrica, no dicotómica, una ética cristiana que pasa por un compromiso encarnado en la situación social y política, en el momento que le toca vivir al cristiano. Seguir a Jesús, porque él nos elige y nos llama, no por elección nuestra como discípulos.
Vale la pena reflexionar sobre el costo de un discipulado tan diferente al que escuchamos en estos tiempos, en donde se nos invita a ser triunfalistas, poderosos, exitosos y prósperos… seguir a Jesús hasta las últimas consecuencias llega a ser en ciertos casos, en determinadas circunstancias sociales, hasta la muerte… un costo muy alto y muy diferente. Sin embargo también puede significar un gran don; dar la vida por los hermanos, como dice el evangelio de Juan, dar la vida por los amigos, por fidelidad al Señor al cual servimos:
“Nadie tiene amor más grande que el dar la vida por sus amigos.” (Juan 15.13)
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Algunos de sus principales libros son: “Vida en comunidad (Trad. Esp. 1982)”, “Resistencia y Sumisión. Cartas y apuntes desde el cautiverio (Trad. Esp. 1983)” “El precio de la Gracia (año 1937, trad. Esp. 1986)” y “Ética (Trad. 1968)”.
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Bibliografía consultada:
Dietrich Bonhoeffer. Ética, Editorial Trotta, Madrid, España 2.000 , 315 pp.
Dietrich Bonhoeffer. El Precio de la Gracia, Sígueme, Salamanca 2004.
Justo González. Historia del Cristianismo, Editorial Unilit, Tomo 2, Miami U.S.A. 1994.
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